viernes, 1 de marzo de 2013

Poema 1



Dejad que el viento meza los arboles con la suavidad de un respiro, dejad que los ríos sigan su cauce a través del cauce establecido, dejad que por las mañanas salga el sol con su estela dorada, dejad que los niños rían en sus columpios como un torrente estival.

Dejad que el viento susurre nombres a su paso y que las olas se estrellen contra las rocas,
dejad la puerta de las jaulas abiertas para que miles de pájaros puedan salir de su cautiverio y llenen la calle con el sonido triunfal de la libertad.

Dejad que estas cosas pasen con la normalidad de cada día, porque me hacen feliz. A ti y a mí. El milagro se renueva cada día en las cosas sencillas.

La sencillez es belleza y alegra nuestros corazones.

No rompas esa calma haciendo siluetas divergentes en el cielo, ni pronunciando palabras inútiles que se pierden en su propio extravío, no busques refugio en los laberintos abstractos de la conciencia ni en las preguntas sin respuesta que se elevan en el aire.
Vive cada mañana, al despertar, sonríe cada día, porque casi sin querer, sin darte cuenta, has vuelto a ser un ser triunfal, porque has entendido de la manera más simple el significado de la felicidad.

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